Con la majestuosidad que caracteriza a Washington D.C. fue juramentado Barack Obama como presidente de Estados Unidos. Casi un millón de personas fueron testigos de un discurso lleno de la ideología del gran Dr. Martin Luther King Jr., caracterizada por su llamado a la unidad, la paz y la esperanza. Sin embargo, lo que el presidente no dijo, fue que estos no serán los principios de la estrategia antilavado del gobierno estadounidense durante los próximos cuatro años.

    En el primer mandato de Barack Obama la estructura antilavado de EE.UU. mostró un resultado histórico: una multimillonaria recaudación producto de acuerdos y multas impuestas a los bancos que incumplieron las regulaciones ALD y contra el financiamiento del terrorismo (CFT). Esta actitud regulatoria se fortalecerá, porque los “gringos” ya descubrieron lo lucrativo que puede resultarpara el gobierno la lucha ALD / CFT.

    Hasta ahora los ataques han  sido contra unos pocos bancos globales, pero con toda seguridad durante los próximos años Estados Unidos orientará sus poderosas armas contra un sector más amplio de la banca extranjera, y las instituciones  latinoamericanas no podrán escaparse. ¿A quién le tocará en Latinoamérica? No lo sabemos, pero muchos bancos de la región quizás no aguanten una sanción como la del HSBC o la delStandard Chartered Bank.

    Es necesario que se preparen para un Estados Unidos más agresivo. El mejor escudo es un cumplimiento serio, que les permita salvaguardar sus negocios en una economía cada vez más globalizada.

    Hay que entender que el antilavado está evolucionando hacia un estado de mayor control empujado por Estados Unidos. Termino con una frase utilizada por el presidente Obama en su discurso de toma de posesión: “Cuando los tiempos cambian, nosotros debemos cambiar también”.