Cuando escuchamos las informaciones que vienen de Europa del Este sobre el conflicto entre Rusia y Ucrania, muchas veces pensamos que Latinoamérica está ajena a esos conflictos. Quizás para muchas personas es así, pero para los profesionales antilavado y las empresas financieras reguladas la realidad es diferente.
Las sanciones que ha venido imponiendo Estados Unidos a empresas y funcionarios públicos rusos crean un vínculo directo entre el conflicto europeo y algunas empresas reguladas latinoamericanas, especialmente de los sectores energético, bancario y el de los casinos/salas de juego.
Los departamentos de cumplimiento deben hacer un esfuerzo intenso para identificar adecuadamente a los beneficiaros finales de las operaciones, así como a los titulares verdaderos de las empresas que mantienen nexos comerciales con contrapartes rusas, sobre todo, si la banca estadounidense sirve de intermediaria en la emisión de pagos, líneas de crédito, etc.
Especial atención deben tener las empresas financieras de aquellos países que mantienen una abierta alianza con Rusia, ya que las empresas financieras –especialmente las estatales que son controladas por los gobiernos- pueden intentar burlar las sanciones para responder a intereses políticos.
No cumplir estas sanciones genera una gran exposición a riesgos, ya que las autoridades estadounidenses están intentando ejercer una fuerte presión financiera-política sobre Rusia y cualquier incumplimiento que atente contra los intereses estadounidenses será duramente castigado.
Esta situación es una muestra más de que el cumplimiento cada vez más es un ejercicio de carácter global, es decir, que debe contemplar su accionar en un ámbito regional o mundial, no solo doméstico.