Por Juan Alejandro Baptista.
Si visitara una fábrica y le preguntara al gerente de la planta cómo se vería afectado su Programa de Seguridad si el gobierno aboliera las leyes que lo obligan a mantener todas las medidas de seguridad, seguramente el empleado le responderá que la ausencia de normativa generaría pocos cambios, ya que los fabricantes entienden que el cumplimiento de las normas de seguridad es bueno para las empresas. ¿Se puede decir lo mismo de su programa de cumplimiento antilavado? Tristemente no.
La reflexión y la pregunta no son propias, las saqué de un interesante documento difundido recientemente por Dow Jones Risk & Compliance en el que presentan 5 Formas de Calcular el ROI en Cumplimiento. Todos sabemos que el cumplimiento de las normas antilavado adolece de “valor” ante los ojos de los líderes organizacionales.
La clave para que el cumplimiento evolucione es poder cuantificar su “valor” y comenzar a aplicar en el área de cumplimiento un concepto que tanto nos gusta a los directores empresariales: Return on Investment (ROI). En cualquier organización el dinero fluye cuando se demuestra una relación positiva entre inversión y retorno.
Un aspecto relevante destacado por Dow Jones en el documento es que para poder aplicar el ROI al cumplimiento se debe contar con el apoyo de los líderes del área de negocios (usualmente archienemigos del cumplimiento), para calcular el valor de factores como la reputación empresarial y profesional, valor de la marca, oportunidades de negocios, etc. y poder confrontar estos números con el monto de inversión en cumplimiento.
En conclusión, lo importante es pasar de las ventajas abstractas asociadas al cumplimiento a los beneficios precisos transmitidos en números; hay que demostrar que invertir en cumplimiento genera una “ganancia” para la empresa. Al final, como todos lo sabemos… the money talks y los números no mienten.