Por Heiromy Castro.*

La acuñación del término “Banco en la Sombra” se le debe a el economista norteamericano Paul McCulley en 2007. El nombre estaba enfocado en Estados Unidos, para hacer alusión a las instituciones financieras no bancarias que se dedicaban a lo que se denominan “transformación de vencimientos”. Los bancos de servicios múltiples lo hacen cuando utilizan depósitos a corto plazo para financiar préstamos a más largo plazo y los bancos en la sombra hacen algo similar, captando fondos a corto plazo en mercados monetarios, los cuales son usados para comprar activos con plazos a vencimientos más largos. Sin embargo, no están sometidos a ningún tipo de regulación bancaria, por lo que tampoco sus depositantes tienen cobertura de seguro, es decir están “en la sombra”. Y como es lógico, no tienen la opción de acudir a adelantos o redescuentos en Bancos Centrales, tal y como pueden acceder loas bancos tradicionales.

Este tipo de entidad generó la atención de expertos debido a su participación en la evolución de la “cadena de titularización” de las hipotecas residenciales. Todo empezaba con una hipoteca que más tarde entraba en una suerte de vorágine de compras y ventas hasta ser convertida en parte de un paquete de préstamos hipotecarios que a su vez era utilizado para respaldar un título que era colocado entre inversionistas. El valor del título se ataba al valor de los préstamos hipotecarios que formaban el paquete, los intereses que generaba se cubrirán con los intereses y amortizaciones de capital que los propietarios de las viviendas pagaban por sus préstamos. Casi todo el proceso, desde la creación de la hipoteca hasta la venta del título se efectuaba lejos del alcance fiscalizador de las autoridades reguladoras originarías.

Una definición más amplia de “Banco en la Sombra”, fue presentada por el Consejo de Estabilidad Financiera (CEF), indicando que para el termino se incluyen a todas las entidades fuera del sistema bancario regulado que realizan la función central de la banca, la intermediación del crédito (obtener dinero de los ahorristas y prestarlo a los prestatarios). Agregando los cuatro aspectos fundamentales de la intermediación que son los siguientes:

  1. Transformación de vencimientos, obtener fondos a corto plazo para invertir en activos a más largo plazo.
  2. Transformación de liquidez, un concepto similar al anterior que entraña el uso de pasivos similares al efectivo para comprar activos más difíciles de vender como los préstamos.
  3. Apalancamiento, emplear técnicas tales como la toma de dinero en préstamo para comprar activos fijos y así aumentar las ganancias (o pérdidas) potenciales de una inversión.
  4. Transferencia del riesgo de crédito, tomar el riesgo de incumplimiento de un prestatario y transferirlo desde el originador del préstamo a un tercero.

En función de este concepto, los bancos en la sombra incluirían a los operadores o corredores bursátiles que financian sus activos mediante acuerdos de recompra, en los cuales una entidad que necesita fondos vende un título valor para hacerse de ellos y promete recomprar el título a un precio especificado en una fecha especificada (Futuro).

Dado que muchas entidades del sistema bancario convencional actuaban como patrocinadoras o respaldaban determinadas actividades de bancos en la sombra mediante líneas de liquidez a activos o de crédito directamente a vehículos de inversión, existía una interrelación que a su vez podía desestabilizar al sistema bancario convencional, generando un riesgo de contagio y reputacional, tal y como aconteció en la crisis del 2008. Durante esta última surgieron problemas cuando los inversionistas comenzaron a inquietarse acerca del valor real de sus activos a más largo plazo y muchos decidieron retirar sus fondos de inmediato.

Los bancos en la sombra, para poder pagar, se vieron en la obligación de vender activos a bajos precios, lo que creó una tendencia a deteriorar el valor de los activos, obligando a otras entidades en la sombra, y hasta algunos bancos tradicionales, a disminuir el valor activos en sus libros, con el objetivo de reflejar el menor precio de mercado, lo que condujo a crear más incertidumbre en torno a la solidez. Al momento del clímax de la crisis, muchos los inversionistas decidieron retirar o no renovar sus fondos, lo que indujo a mayores dificultades a muchas instituciones bancarias y no bancarias.

Los riesgos de contagio y reputacional arrastraron consigo a bancos tradicionales, los cuales quedaron tocados por las sombras. Muchos bancos en la sombra fueron gestionados por bancos tradicionales, que tomaron la decisión de rescatarlos, para preservar su buen nombre. Pero hubo situaciones en las que las conexiones eran independientes y los bancos en la sombra tuvieron que retirarse de otros mercados, como aquellos en que vendían papeles comerciales y otros instrumentos de deuda a corto plazo, esos nichos de financiamiento para la banca también resultaron lastimadas. Con una transparencia débil, con frecuencia no existía un control organizado de deudores quién debía, con sus montos y detalles particulares.

Aún las entidades bancarias en la sombra operan, usualmente en territorios con facilidades fiscales (Paraísos fiscales) y como ya apuntamos se caracterizan por falta de divulgación e información (Transparencia) acerca del valor de sus activos o a veces incluso cuáles eran esos activos; estructuras opacas de gestión y de control entre entidades y los Bancos en la Sombra; limitada vigilancia regulatoria o de supervisión tal y como es aplicada a los bancos tradicionales; ausencia de capital para absorber pérdidas o de efectivo para posibles rescates y ningún acceso a un respaldo formal de liquidez para impedir la colocación o ventas forzosas de activos. La suma de estas características implica que esas entidades (Bancos en la Sombra) son excelentes estructuras para desarrollar posibles operaciones de lavado de activos o financiar actos terroristas, por lo que bajo esas circunstancias el nivel de riesgo es aún mayor, sensible y de especial atención.

Las autoridades regulatorias y de supervisión de todo el mundo deben examinar la exposición de los bancos tradicionales con los Bancos en la Sombra y establecer controles que mitiguen los diversos riegos que estos implican, a través de las normas de capital y liquidez, pues estas fueron las razones que terminaron afectando al sector bancario tradicional y con éste a la economía mundial. Pero se adiciona, sin que sea menos importante, el riesgo de cumplimiento de políticas de prevención de lavado de activos y financiamiento del terrorismo, bajo debidas diligencias ampliadas.

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* Heiromy Castro ([email protected]) es socio director de BST Global Consulting en República Dominicana. Este artículo también fue publicado en el diario Acento de República Dominicana el 24-06-20